El ministro de industria argelino, M. El-Hachemi Djaâboub, confirmó el pasado 15/03/2021 que el cierre de las fábricas de montaje de automóviles y el cese de la importación de componentes para fabricación de electrodomésticos han provocado la pérdida de 51.000 empleos.

Dos claros ejemplos de fracaso de las políticas dirigistas del gobierno argelino en materia industrial que terminan en un sonoro fiasco empresarial y monumental escándalo de corrupción.

La “industria” argelina del automóvil nació en 2014 forzada por el gobierno argelino que anula las licencias de importación de automóviles en vigor, permitiendo solo la importación de “kits de montaje”, los conocidos SKD-CKD, que habrían de “ensamblarse” en territorio argelino. A poco que se conozca la falta de tejido industrial en Argelia, y la consecuente falta de la imprescindible industria auxiliar, se comprende que el planteamiento era cuanto menos arriesgado.

El gobierno argelino fuerza así la apertura de las “fábricas” de RENAULT en Orán en 2014, a las que siguen HYUNDAI en Tiaret (2016), VOLKSWAGEN en Relizane (2017), KIA, … El sistema nace sumido en el escándalo de precios de importación sobrevalorados, ensamblajes ficticios y caos reglamentario, que provoca al tiempo escasez de vehículos en el mercado nacional, caída de la recaudación fiscal y un sobre coste inasumible para los consumidores argelinos.

Unido a esto las restricciones y trabas generales a la importación, termina por producirse la caída de actividad de las nuevas “fábricas” y el cierre escalonado de las mismas, desde 2019. Sigue un monumental escándalo de corrupción que termina con la práctica totalidad de operadores procesados y condenados junto con los responsables políticos.

El caso de la industria de “fabricación” de electrodomésticos de línea blanca sigue el mismo esquema. “Invitados” a invertir en el sector con el efecto combinado de prohibiciones y ayudas, los operadores abren cadenas de montaje locales que dependen en su totalidad de suministros externos a falta de una industria auxiliar local. El resultado es lógicamente el mismo: escasez, sobre costes y corrupción.

Esperemos que estos ejemplos, que se unen a otros muchos desde hace décadas, den origen a un correcto análisis de situación que desemboque en los cambios que la cada vez más delicada situación está demandando.